La Bitácora Del Filósofo Errante - Filosofía a deshoras. Diario Filósofico y Rebelde | Daniel Espín.

El Que Contempla Este Mundo Como Un Océano Sin Sentido, Fragmentario Y Efímero En La Era De La Náusea Bajo El Signo De Un Dios, Que Es, Inútil.

Nihil Scitur

domingo, enero 11, 2004

EUROPA, EUROPA

La unidad de España siempre ha sido una imposición, nunca ha existido salvo en la imaginación de los tiranos y conservadores “de edificios mohosos” que fueron y los que quieren ser. En todo caso, la perspectiva de englobarse en una Gran Europa superaría los nacionalismos[1] (hasta el más “españolista” trasnochado) sin perder de vista el derecho de la libre autodeterminación de los pueblos. Para catalanes, vascos, etc Europa es el mejor destino: no irían muy lejos, pero de motu propio bajo la directrices democráticas de sus respectivos pueblos. Además el dar voz de tenor a las minorías en cualquier democracia es signo positivo de “salud democrática” (porque la Democracia no es la dictadura de la mayoría, ésa es la lectura de a quienes interesa que sea así y amén. Eso devalúa la democracia y se convierte en otra cosa. La democracia es el progreso, la apertura, el ensanchamiento continuo de horizontes de libertad de elección para individuos y pueblos. Lo contrario ya saben qué es y quienes lo quieren). Nuestra Constitución (la del 1978) necesita ya un remozado (la transición fue época de pactos y de buena voluntad; hoy es tiempo de estar a la altura de la Historia: la Europa de los pueblos.) La Constitución nuestra se ha quedado vieja y marchita.

Resplandece Europa; fenezca ya de una vez la España de los Reyes Católicos tan amada y promocionada por la Derecha Española, "católica y nacional", con la carita lavada y bigotito “a lo año 33”. Dejen el nombre de España en paz; pareciera que sólo es suya, de su propiedad, su coto de caza, como en otros tiempos.

Basta ya de dramatismos patrioteros.

Esta gente posee la visión histórica de un asno con orejeras y bizco. Dejen a España entrar en el siglo xxi con todas las consecuencias. El mundo va a ser un mundo de plataformas movibles, como lo es la tectónica de placas, sobre un mar de lava caliente. Ya Japón, estudiando el modelo europeo de constitución económica y política, piensa en una Unión Asiática (con diez países de base). Aznar, este homúnculo[2], ha errado “el tiro con misiles prestados”: y es que mirar el futuro con la ceguera que da mirar atrás hasta el punto de producirse tortícolis, no es posible sin meter la pata en el cieno y hacer el ridículo en Europa y lo que es peor, convertirse en uno de los responsables (que no responden) de miles y miles de muertos e infinito sufrimiento, y no cabe en sí de gozo. Nunca había visto un homúnculo bajo palio firmando “Las Nuevas Escrituras”. Dios lo ama, pobre criatura. Temo a los estadistas con poder que se creen redentores/salvadores del mundo o los guardianes de ideas fanatizadas; pierden el sentido de la historia, de la humanidad y de “los buenos modales” en la mesa.

Confío en “el efecto Edipo” (término acuñado por el filósofo Karl Popper en su libro “La miseria”) despojándole de sus reminiscencias psicoanalíticas. El hecho de la profecía del oráculo ciertamente no determinará que suceda, no influirá en el resultado, pues creo en la indeterminación cuántica, en la libertad; aunque no habrá quien lo detenga: la Historia se cumplirá, quieran o no quieran. Europa será. El nuevo oráculo de Delfos ya no profetiza a la vieja usanza, sino que como un buen científico, imbuido de técnicas de pensamiento moderno, ya por fin maneja el tándem inducción/deducción para fundamentar sus hipótesis. Una vez predijo que Aznar bailaría la danza de los siete velos y la del vientre, y a la hora y día fijados hoy se ha quedado en pelotas. Él es el que es: lo que le enseñaron sus abuelos y los “boys scout” de la JONS y de la OJE del régimen franquista. No ha podido resistirse, era tanta la tentación. Como dice Manuel Vázquez Montalbán en su “La Aznaridad”: A Aznar, a veces, le sale el legionario que lleva dentro.

Las ideas cambian, el pensamiento vuela sobre mares desconocidos; el mundo cambia y deprisa. Verse a 25 años vista en Europa, minimiza la importancia de los cambios necesarios que hoy puedan producirse en la estructura del estado y de la constitución. Dejen a la generación de los hijos que nacen ahora otra esperanza, y no la del pasado ya muerto y podrido. Abran la mente y que entre el aire y se ventile, que el hedor a viejo se disuelva.

Sea Europa el destino de las muchas españas que luego se llamarán, por fin, verdaderos EUROPEOS en una pluralidad y diversidad inestimable. En una Europa verdaderamente democrática y social, que respete las minorías y otras humanidades, fundamentada con cemento armado en la cooperación de los miembros.

¿Inquietante? Acostúmbrense... Miren sin miedo, sin prejuicios un poco más allá y lo contemplarán: un futuro irreversible.

“Ahora llega para los europeos la sazón en que Europa puede convertirse en idea nacional. Y es mucho menos utópico creerlo hoy así que lo hubiera sido vaticinar en el siglo xi la unidad de España y de Francia. El estado nacional de Occidente, cuanto más fiel permanezca a su auténtica sustancia, más derecho va a depurarse en un gigantesco Estado continental”.[3]

Así sea.

Nihil Scitur

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[1] Sólo se opone a ello el prejuicio de las viejas naciones, la idea de nación como pasado. Ahora se va a ver si los europeos son también hijos de Lot y se obstinan en hacer historia con la cabeza vuelta hacia atrás. José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas. Madrid: Espasa-Calpe, 1972, p. 155.[Subir]

[2] Homúnculo. La alquimia dio este nombre a un hombrecillo generado en el interior de una botella, fabricado de elementos en su mayor parte biológicos, que recibía vida gracias a un complicado opus alchhymicum realizado en la vasija de cristal. Éste era un elemento fundamental, ya que por un lado se correspondía con la probeta química y, por otra parte, alude al uterum matris que, en los tratados renacentistas, tenía precisamente forma de ampolla. Según la receta del alquimista suizo Paracelso, para fabricar un homúnculo se deja pudrir el semen de un hombre dentro de un alambique sellado al calor de un vientre equino al menos durante cuarenta días, pasados los cuales algo transparente empezará a bullir en el interior de la probeta: se trata de un pequeño ser al que hay que alimentar con el arcano de la sangre humana durante cuarenta semanas, al cabo de las cuales se convertirá en un niño igual a los desarrollados conforme a las leyes de la Naturaleza, sólo que más pequeño. La mayor parte de las recetas para hacer un hombrecillo in vitro recomiendan utilizar esperma humano, si bien presentan variantes: una de ellas dice que debe introducirse en un huevo (otro símbolo del claustro materno) de gallina negra que debe incubarse en estiércol durante un mes y, todavía a principios del siglo XX, un brujo francés especula con la posibilidad de crear un homúnculo a partir de raíz de mandrágora, semen humano y sangre menstrual femenina.[Subir]

[3] José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas. Madrid: Espasa-Calpe, 1972, p. 154.[Subir]

Enlázalo, si quieres... Escrito por Daniel Espín @ A las 03:33 horas... La Bitácora Del Filósofo Errante.

La Bitácora Del Filósofo Errante. Filosofía a deshoras. Diario Filósofico y Rebelde.  ]





§ COLOFÓN

Este mammotrectus comenzóse a publicar en las calendas de noviembre,
día de todos los santos, año de 2003, desde la muy noble
e ilustre villa y capital de los
Carpetanos.

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NIHIL /\ SCITUR

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Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre
aquel que amó, vivió, murió por dentro
y un buen día bajó a la calle: entonces
comprendió: y rompió todos sus versos.
[...]
Yo doy todos mis versos por un hombre
en paz...”
Blas de Otero,
Pido la paz y la palabra.
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