La Bitácora Del Filósofo Errante - Filosofía a deshoras. Diario Filósofico y Rebelde | Daniel Espín.

El Que Contempla Este Mundo Como Un Océano Sin Sentido, Fragmentario Y Efímero En La Era De La Náusea Bajo El Signo De Un Dios, Que Es, Inútil.

Nihil Scitur

martes, septiembre 19, 2006

RELIGIÓN Y VIOLENCIA [A propósito del polémico discurso del señor Ratzinger].

"No hay forma de entrar en el corazón salvo a través de la antecámara de los oídos. Las tonalidades musicales, mesuradas y placenteras, expresan lo que hay en el corazón y hacen evidentes sus bellezas y defectos... Cuando la esencia de la música y el canto llegan al corazón, remueven en éste lo que en él prepondera." Ghazali, en Ihya 'ulum al-din.


Sí. Sí es verdad y claro que la religión y la violencia no deben ir de la mano nunca, como bien dijo el señor Ratzinger en su discurso de Ratisbona el 12 de septiembre de 2006, incluso afirmo que es incompatible, todo el mundo lo sabe, ya que la paz es una virtud necesaria en el camino a la comprensión del hecho religioso tan íntimamente humano. La paz y el amor y el compromiso social, especialmente... O/y también la fe y/o la razón siempre útil [para quien tuviera el gusto en metafísicas en vez de sudokus, aun para razonar fantasías y elucubraciones, pero sin excesos, porque la "verdad" es un ente huidizo e incompleto y hasta tal vez inexistente, quod nihil scitur] es sin duda el fundamento de cualquiera opción religiosa que para mí merezca al menos un respeto.

Oh, sí, también el diálogo entre las religiones y otras cosas se hace deseable e imprescindible, aplaudo a Ratzinger en este punto y es más que razonable. La Razón habla por su boca. No cabe duda, que es sincero. Pero eso debería ser una actitud general/cotidiana en todos los ámbitos y entre todos los actores y en el ancho mundo: el diálogo y la política, ¡nunca la violencia y la guerra, nunca! Es incompatible con una sociedad racional y de progreso en el siglo xxi. No cabe duda, el diálogo es la mejor respuesta a la violencia y la barbarie ["civilizada" para algunos] como la guerra y otras violaciones de derechos humanos y de leyes internacionales.

Sin embargo también se me ocurre que para ilustrar que la violencia y la religión es incompatible el Papuchi Ratz podría haber citado las palabras y arengas, por ejemplo, de Inocencio III preparando el terreno de odio para la V Cruzada (1), o las del papa Urbano II preparando el clima enrarecido, por ejemplo, antes del asedio brutal de Jerusalén en la primera cruzada del 1099, [podría citarlas, no sé, por empezar a conjurar esas culpas que aún manchan sus excelentísimos zapatos y sus tiaras, es decir, hablar de sí mismos y no de los demás, limpiar antes la Casa Propia], cuando pasaron a cuchillo en un mar de sangre a todo bicho viviente judío, musulmán, mujer, niño, o etc, incluso a los que se refugiaron en sinagogas y mezquitas e iglesias cristianas, ni lo sagrado les detuvo. Las crónicas que contaban aquel suceso fueron elocuentes (2). Los mismos musulmanes, según cuentan, se sorprendían de tanto fanatismo y crueldad por parte de los "frany" cristianos en el asalto a la ciudad. Aquella masacre también fue "santa" para "esos cristianos", lo mismo que otras tantas operaciones militares de ocupación en los años y siglos siguientes, justificadas, santificadas, alentadas por las altas esferas eclesiásticas, et cetera (3). Y me pregunto porque no tomó este ejemplo y aquellas palabras de aquellos ilustrísimos genocidas históricos cristianos para por supuesto ilustrar la idea de que la religión es incompatible con la violencia. Por supuesto que no, claro, así no es ni debe ser, es evidente. Todo el mundo lo sabe. La violencia y la religión es incompatible. Y seguro que lo cree así, no me cabe duda. Que el señor Ratzinger sea un hombre de paz, no me cabe duda, pero que una intencionalidad "ambigua" está en el texto del discurso polémico no escapa a nadie, no hace falta ser un hermeneuta sagaz para darse cuenta [quien lo hubiera leído completo, aunque este asunto haya sido en una partecita pequeña de este discurso y ciertamente no principal]. Esa intencionalidad, [tal vez, sin malicia], es latente: y también lesiva por la inoportunidad histórica y coyuntural. Sabe que ha metido la pata [adrede o no, lo sabe], y las "disculpas reales" aún no las he escuchado al Infalible Papuchi Ratz, Consejitos Paternales, ¿verdad? Aunque sí lamenta esa reacción, ¿señor Ratzinger, no era predecible tal cual están las cosas? Yo creía que los buenos cristianos tenían una gran facilidad para pedir que les perdonen y perdonar, [no sé, tal vez les falte la suficiente "humilitas" en estos casos]. Sólo por barajar otros móviles o razones, a lo peor sólo es simplemente idiota, pero no lo creo. Sabe bien lo que dice [y lo que no dice] y lo que hace y para qué. También quiero creer que es un malentendido no intencionado, o una imprudencia diplomática, o una gilipollez suya, o incluso que los otros lo han sacado de madre por la suscitabilidad del momento histórico y, por tanto, era una lógica reacción predecible, aunque sea siempre excesiva y dislocada. Lo cierto es que con mala y desafortunada pata este señor comienza el diálogo entre las religiones, lo mismo que de alguna manera y entre otras cosas solicitaba en este discurso polémico.

Obviamente también podría haber citado miles y miles de casos de la Inquisición (4) contra sus "herejes" [es decir, esos actos de violencia y tortura y asesinato contra personas que pensaban distinto a las autoridades eclesiásticas, al poder eclesiástico, al poder sencillamente]; o también haber citado los gritos de las víctimas debajo de los caballos de los papas belicistas en la historia del cristianismo. También se me ocurre que podría haber citado el comportamiento [no ha demasiado tiempo] del alto clero hermanado con dictaduras tan sangrientas y violentas como la Pinochet en Chile, Videla en Argentina, el cesaropapista Franco en España, y un largo etcétera de teocracias parecidas o lo que sean. Por cierto, en otro orden de cosas, nunca he comprendido como estos asesinos célebres e ínclitos eran tan píos y católicos, rezaban, iban a misa y eran absueltos, casi les proclamaban santos, ni siquiera les escocía el remordimiento. No creo que estas cucarachas tengan nada en común con Jesucristo [personaje al que respeto], ni tampoco quienes les amparaban bajo palio con solemnidad y bulas exculpatorias: por el interés, andrés. También el Jorjito Bush y sus votantes creo que insisten en calificarse como "buenos hombres cristianos y devotos" y van a la iglesia los domingos, según dicen también que "dios está de su lado", es posible, el dios de la venganza y la crueldad y la irracionalidad. Creo que también los israelíes, [los que no quieren devolver los territorios ocupados a los palestinos, causa de causas], son "buena gente de dios" [no me cabe duda] y, al parecer, rezan muchísimo y abundantemente y están en contacto con dios padre y por eso, tal vez por mandato divino Zarzas de Fuego, lanzaron todo su arsenal de letales y prohibidas bombitas de racimo con desvergüenza [acaso, porque les sobraban y ocupaban espacio o tenían que comprar más por aquello de hacer negocios con el tío Sam después de vaciar la nevera, supongo] sobre unos cuantos bastantes cientos de inocentes civiles y destruir un Líbano productivo y fértil y emergente [con "ira divina", supongo]: es horroroso e incomprensible.

¡GRACIAS A DIOS, GRACIAS A DIOS,
SOY UN ATEO IRREDIMIBLE Y UN HOMBRE DE PAZ
Y ÚBERRIMAMENTE LIBRE!

Y, POR DIOS, LA RELIGIÓN MUY, MUY LEJOS...
¡DE LA RELIGIÓN Y LA SUPERSTICIÓN, LÍBRAME, DIOS MÍO!
¡DE LOS DOGMAS, LÍBRAME, DE LOS DOGMÁTICOS Y DE LOS
DOGMATISMOS Y DE OTROS ITSMOS DE DOGMAS...!


Nihil Scitur



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[NOTAS ACASO INNECESARIAS Y DEMASIADO LARGAS, NO OBSTANTE ME DA LA GANA ANOTARLAS, PORQUE LA VERSIÓN DEL OTRO LADO TAMBIÉN EXISTE:

(1) Habiendo citado lo que citó, no creo que le importe que cite otras citas para ilustrar lo mismo que usted quiere ilustrar, que la violencia es incompatible con la religión: citaré, por ejemplo, las palabras del papa Inocencio III (alias Terminator) para preparar la V Cruzada en aquella vomitiva Encíclica Quia Major tachando de ser Mahoma y sus seguidores, incluso, la misma Bestia y otros insultos varios para enardecer y acrecentar el odio contra el Otro Diferente. Decía en aquel entonces por ejemplo: "...un hijo de perdición, el pseudo-profeta Mahoma, se levantó desde entonces. Sedujo a muchos hom­bres alejándoles de la verdad mediante la atracción del mundo y las voluptuosidades carnales. Su falsa fe se ha extendido hasta nuestros días, pero tenemos confianza en el Señor, que ya nos ha dado un signo favorable del próximo fin de esta Bestia,... ". Técnica hoy todavía actual en la política internacional según Bush y su evangelio y según sus apóstoles secuaces, la demonización: la sesudísima teoría del Eje/Ojete del Mal. (Claro, siempre que no interesare por el jugo a sacar).

(2) "'Nunca se han visto los musulmanes humillados de esta manera (repite al-Harawi), nunca, antes de ahora, han visto sus territorios tan salvajemente asolados.' Los hombres que lo acompañan han huido de las ciudades saqueadas por el invasor; algunos de ellos cuentan entre los escasos supervi­vientes de Jerusalén. Los ha traído consigo para que pue­dan contar, con su propia voz, el drama que han vivido un mes antes.
En efecto, el viernes 22 de shabán del año 492 de la hégira, el 15 de julio de 1099, los frany se han apoderado de la ciudad santa tras un asedio de cuarenta días. Los exiliados aún tiemblan cada vez que lo refieren, y la mirada se les queda fija, como si todavía tuvieran ante la vista a esos guerreros rubios cubiertos de armaduras que se disper­san por las calles, con las espadas desenvainadas, degollan­do a hombres, mujeres y niños, pillando las casas y saquean­do las mezquitas.
Cuando, dos días después, cesó la matanza, ya no queda­ba ni un solo musulmán dentro de las murallas. Algunos aprovecharon la confusión para escabullirse a través de las puertas, que los asaltantes habían echado abajo. Los demás yacían a miles en medio de .charcos de sangre en el umbral de sus casas o en las proximidades de las mezquitas. Había entre ellos gran número de imanes, de ulemas y de ascetas sufíes que habían abandonado sus países para ir a vivir un piadoso retiro en esos lugares santos. A los últimos supervi­vientes los obligaron a llevar a cabo la peor de las tareas: llevar a cuestas los cadáveres de los suyos, amontonarlos sin sepultar en terrenos baldíos y quemarlos a continuación antes de que los mataran a ellos también o los vendieran como esclavos.
La suerte que corrieron los judíos de Jerusalén fue igualmente atroz. En las primeras horas de la batalla, muchos de ellos participaron en la defensa de su barrio, la judería, situado al norte de la ciudad. Pero cuando se desplomó el lienzo de muralla que dominaba sus casas y los caballeros rubios empezaron a invadir las calles, los judíos enloquecieron. La comunidad entera, repitiendo un gesto ancestral, se reunió en la principal sinagoga para orar. Los frany bloquearon las salidas y, a continuación, apilando haces de leña todo alrededor, le prendieron fuego. A los que intentaban salir los mataban en las callejas próximas. Los demás se quemaban vivos.
Unos días después del drama, llegaron a Damasco los primeros refugiados de Palestina, llevando con infinitas precauciones el Corán de Othman, uno de los ejemplares más antiguos del libro sagrado. A continuación, fueron acercándose a su vez a la metrópoli siria los supervivientes de Jerusalén. Al divisar a lo lejos la silueta de los tres minaretes de la mezquita omeya, que se recortan por encima de las murallas cuadradas, desplegaron las alfombras de oración y se prosternaron para dar gracias al Todopoderoso por haberles alargado así la vida, cuyo fin creían llegado. En su calidad de gran cadí de Damasco, Abu Saad al-Harawi recibió bondadosamente a los refugiados. Este magistrado de origen afgano es la personalidad más respetada de la ciudad; prodigó consejos y reconfortó a los palestinos. Según él, un musulmán no tiene que avergonzarse por haber tenido que huir de su tierra. ¿No fue el primer refugiado del Islam el mismísimo profeta Mahoma, que tuvo que abandonar su ciudad natal, La Meca, cuya población le era hostil, para buscar refugio en Medina, donde la nueva religión tenía mejor acogida?..." Las cruzadas vistas por los árabes, Amin Malouf, Alianza Editorial, Madrid, 1983, pp. 16, 17.

(3) Habiendo citado lo que citó, no creo que le importe que cite otras citas para ilustrar lo mismo que usted quiere ilustrar, que la violencia es incompatible con la religión: citaré, por ejemplo, las palabras de Bernard de Claravall en su De laude novae militiae en c. 1130 perpetuando la ocupación/colonización, y casi preparando los ánimos para la segunda cruzada de mediados del siglo xii: "Una nueva caballería acaba de nacer entre nosotros, en la tierra en la que el Verbo se hizo carne, en estos lugares benditos en que su mano poderosa dispersó a los príncipes de las tinieblas. La espada de estos bravos acabará por exterminar a estos últimos satélites, es de­cir, a los infieles. Estos caballeros han recuperado por segunda vez a la nación elegida y han restaurado la po­tencia de David para nosotros. Nueva caballería como hasta ahora no la ha conocido el mundo, ya que está destinada a un doble combate: contra la carne y la san­gre, y contra los espíritus de las tinieblas. Me sorpren­do poco de que un hombre comprometa las fuerzas de su cuerpo contra el enemigo corporal, como tampoco me sorprende si emplea las fuerzas del alma contra el vicio y las seducciones del demonio. El mundo está lle­no de monjes que libran este combate. Pero lo que más admiro de estos héroes de inaudita audacia es que, en su valor, están ceñidos por una doble espada y un do­ble tahalí. El caballero que está a la vez protegido en su alma por la coraza de la fe y en su cuerpo por la coraza de hierro, no debe tener miedo alguno ya que, gra­cias a ambas armaduras puede defenderse de los hom­bres y de los demonios. Lejos de temer la muerte, la de­sea. Cristo es su vida. La muerte es una ganancia. ¿Qué puede temer? Su vida es confianza y abandono a Dios. No puede tener más que una preferencia: liberarse de los lazos de la carne y acabar su unión con Cristo. Id pues con firmeza caballeros, y cargad con valor contra los enemigos de la cruz de Cristo. Que ni la muerte ni la vida os separen de la caridad de Dios que es Cristo. En medio de los peligros repetid: vivos o muertos, pertenecemos al Señor. Alegraos de sobrevivir a vuestra victoria. Alegraos también si la muerte os une a Cristo. La vida es, en efec­to, fecunda y la victoria gloriosa. Pero una santa muer­te es más grande, pues si son bienaventurados los que duermen en el Señor, son más felices aún quienes mue­ren por El."

(4) "En Inglaterra, John Foxe [en su El Libro de los Mártires] advirtió a sus contemporáneos que

esta horrible maquinaria de tiranía puede ser introducida en cualquier momen­to en un país en donde los católicos tengan la supremacía, y de aquí que debamos tener tanto cuidado, los que no estamos malditos con tribunal tan arbitrario, en impedir su introducción.

Para Foxe y otros, la Inquisición era otro ejemplo más de los males de Roma, y en sus libros el tribunal era presentado como la suprema institución de la intolerancia:

Cuando los inquisidores se han sentido ofendidos de una persona inocen­te, utilizan todos los recursos para facilitar su condena; falsos juramentos y testimonios son utilizados para hallar culpable al acusado, y se sacrifican todas las leyes e instituciones para saciar la venganza más fanática."

Henry Kamen, La Inquisición Española.

Enlázalo, si quieres... Escrito por Daniel Espín @ A las 22:26 horas... La Bitácora Del Filósofo Errante.

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§ COLOFÓN

Este mammotrectus comenzóse a publicar en las calendas de noviembre,
día de todos los santos, año de 2003, desde la muy noble
e ilustre villa y capital de los
Carpetanos.

Copyright © 2003-2023, Daniel Espín.

NIHIL /\ SCITUR

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Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre
aquel que amó, vivió, murió por dentro
y un buen día bajó a la calle: entonces
comprendió: y rompió todos sus versos.
[...]
Yo doy todos mis versos por un hombre
en paz...”
Blas de Otero,
Pido la paz y la palabra.
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